Nunca Jamás



Niño de ojos celestes;

con tus atavíos desgatados,
deshilados en trozos,
cuan retazos de un existir pagano
amordazan la travesura llameante
de tu perturbada mente.

Mi niño eterno;
la inocencia escondida
detrás de las hojas de aquel árbol caducifolio,
se pierde en el otoño de los mundos;
tú hogar recóndito de paisajes externos,
volátiles trazos crean tú sagrado culto.

Nuestras fantasías subsisten
en el invierno perenne de los sueños,
en aquel bosque desgatado, desértico,
de las hadas y elfos, sepulcro.
¿En ese lugar se adjuntan nuestros caminos?
aquel donde se calcinan las ilusiones
donde desaparecen los pasos….

Escucha mi ruego
has de viento y colores,
el umbral de mi espacio…

Se punzan las sienes de nuestras sombras,
el terciopelo inconsciente de las neuronas;
se desbordan entre los espacios de las ya
desgatadas sonrisas, indelebles de la tinta,
autora, de las lineas que nos forman.

Fotografía la escritura
en las pieles fogosas
de unos cuantos pétalos pisoteados.

El viento nos envuelve
liberamos los movimientos,
tatuando las cadenas en la piel,
glorificando el oxigeno...

Hazme soñar;
invéntame tú mundo,
ese lugar donde la imaginación
dibuja gárgolas de papel
en la pared sudada de nuestro cerebros...

Quizá
solo así,
nos encontremos en
ese firmamento de plástico
tallando estrellas perpetuas;
observando el océano
en miradas perdidas,
invocando sueños y armando esperanzas.

Es tiempo de crearnos una idea feliz
Y
Jugar, jugar a ser libres en ese Nunca jamás
hasta que agonicen las horas...

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